Después de observar, escuchar, leer y analizar los últimos programas, entrevistas y sobre todo las opiniones de los llamados “expertos” en el tema ufológico, resulta muy complejo comenzar a escribir un artículo sin dejar de lado la posibilidad de señalar que esta pseudociencia esta plagada de divulgadores que son unos auténticos charlatanes.
Próximos a los 65 años de la supuesta caída de un OVNI en Roswell, hecho que ha sido el protagonista de cientos de artículos, decenas de libros, películas, documentales y una verdadera campaña comercial para potenciar la hipótesis extraterrestre, es meritorio señalar que en el país cuna de los platillos voladores extraterrestres, este 02 de Julio será conmemorado por algunos, como una nueva navidad, faltando solamente que se identifique a Mack Brazel, con un rey mago.
El gran regalo que podríamos atribuir a Mack, es que a través de su humilde testimonio se ha cimentado una de las leyendas más descomunales que es acaparada periódicamente por los ufólogos seguidores de la corriente clásica, para argumentar el vínculo entre los OVNIs y sus tripulantes, los extraterrestres.
Estos amigos ufólogos, no contentos con la justificación de que los extraterrestres tripulan los OVNIs, nos visitan y además sufren accidentes en nuestro planeta, sino que a raíz de este incidente ET, comienzan una verdadera cruzada para sacar a la luz, un eventual ocultamiento de la información o más bien conocido como “La teoría de la conspiración”, a través de la cual, han desarrollado un auténtico mundo paralelo imaginario, que es reflejado en películas o series televisivas que nos han entretenido por tantos años, como fueron por ejemplo, Los Archivos Secretos X.
Pues bien, en este blog hemos ido desglosando en parte las tres áreas del estudio de los OVNIs, siendo la más representativa de estas excéntricas y disentidas ideas, el sector de la ufología especulativa (Ufología clásica, exopolítica, paleoastronáutica y contactismo), cabe señalar que hoy en nuestros medios de difusión pública, somos martirizados por este pavoroso sector de la pseudociencia ufológica y de sus bizarros e inescrupulosos exponentes.
Esta afirmación la hago, después de observar el proceder de algunos ufólogos chilenos con posterioridad al lanzamiento de la nueva página Web del CEFAA, ya que en dicha ceremonia oficial, el propio Director del Comité agradeció el gran aporte de los grupos ufológicos a la investigación del fenómeno en Chile, algo que discrepo absoluta y totalmente, ya que en nuestro país a diferencia de otros, lo que hay es una fuerte actividad de divulgación ufológica y lo que permanentemente mencionan como investigación, todos sabemos que es casi nula. (Si alguno se ofende porque cree que investigar es ir a congelarse en la noche a un sector montañoso o un cerro, a esperar la sagrada aparición o contacto con un OVNI, puede hacer sus descargos. Acá lo cauterizamos).
Pero mas grave aún, resultan las intervenciones de parte de estos denominados investigadores, para mi, difusores ufológicos los cuales por ejemplo, sin tapujos mencionan que en Chile existe un comité de investigación de OVNIs paralelo al CEFAA. Un grupo secreto de defensa, que filtra todo lo que debe salir a la opinión pública en esta materia.
Después de escuchar semejante barbaridad, no se si llorar o reír a carcajadas, porque ya entró en nuestro reducido medio, no tan solo las teorías de las conspiraciones, sino que la esquizofrenia o trastornos delirantes en pleno, observando personas donde no las hay y creando organizaciones que verdaderamente no existen.
A este punto de la esquizofrenia y delirio ufológico dedicaremos un artículo en extenso, aspirando comprender la conducta de algunos amigos.
Si tenemos a un Doctor en Filosofía de la Ciencia, dando a conocer en un matinal de la televisión abierta, que los extraterrestres están entre nosotros, a un grupo de ufópatas fantaseando conspiraciones irreales, puedo concluir sencillamente que todo esto obedece a la herencia natural de 65 años de la enfermedad que se apoderó del fenómeno aéreo anómalo.
Pensé un tiempo en calificarlo como el cáncer de la especulación, pero como no soy médico cirujano, me equivoqué y entregué un diagnóstico errado, la enfermedad era producto de un virus que se alimenta del trabajo de terceros y que permanece inmune a cualquier tratamiento objetivo, prudente y formal.
Esa manifestación viral tiene por nombre “Ufólogos” y son los responsables de 65 años de falsedades, fraudes y de especulación, porque no son investigadores, son divulgadores de OVNIs y de sus creencias subjetivas.
Por todas estas razones, es que la ciencia literalmente reprueba este tema y no veo por dónde pueda solucionarse este rechazo, salvo por la entrada de la aeronáutica y el estudio formal de los FANIs.
Algunos ya detectaron que el camino va por ahí, por eso es que comenzaron el descrédito de los pilotos y de sus percepciones. El augurio de la definitiva separación de las aguas.