miércoles, 16 de noviembre de 2011

LA HIPÓTESIS PSICOSOCIOLÓGICA

Llama profundamente la atención que en todos los años desde que se publican antecedentes y reportes de Ovnis, se complementen estas simples observaciones anómalas, con debates que van más allá de lo que son los mismos fenómenos observados y discutidos.
Tal como señala el Francés Michael Monnerie, este problema corresponde a una corriente que es llamada Hipótesis Psicosociológica, dando a conocer abiertamente que este tema obedece a un fenómeno psicosocial, tal cual fue considerado en una de las conclusiones del trabajo de investigación que realicé para la Aviación del Ejército de Chile durante el año 2000.
En general, las indagaciones del tema en el viejo continente, tuvieron desde fines de los setenta, variantes que permitieron un verdadero cisma en la llamada Ufología tradicional, la cual se origino obviamente en los Estados Unidos luego de 1947.
Lo curioso es que desde el propio país del norte, surgieron investigaciones acabadas las cuales, sin intención de anexarse a la corriente europea, mostraron que con argumentos científicos, era posible comenzar una verdadera limpieza de lo que hoy llamamos con propiedad la ufología clásica.
El profesor de antropología William Stiebing, realizó un trabajo, publicado posteriormente en el libro “Astronautas de la Antigüedad”, en donde se analiza desde la misma raíz, el problema que generan las llamadas “Teorías Populares” tan bien acogidas y difundidas por algunos seguidores de los OVNIs, las cuales según ellos, son la comprobación empírica de que el fenómeno está presente desde tiempos ancestrales y desde los mismos origines del hombre en la faz de la tierra.
El estudio de Stiebing, realizado por iniciativa propia junto con parte de sus alumnos de la Universidad de Nueva Orleans, se basó directamente en el ensayo del sociólogo Michael Carroll, el cual como experto en mitos y leyendas de la Universidad de Stanford, California, plantea en relación a esta materia que; " La evidencia a favor de las teorías populares, es tan impresionista que cumple una función análoga a las manchas de tinta del Test psicológico de Rorschach, sobre todo, en que dicha evidencia sirve como un estímulo ambiguo, sobre el cual el sujeto puede proyectar lo que quiere ver".
Tal afirmación es coincidente con la teoría que plantea Francés Monnerie, en su llamado “sueño con los ojos abiertos” o “sueño despierto”, la cual se define como un momento donde una persona que observa un fenómeno anómalo, interpreta lo que quiere ver y no precisamente lo que esta observando, en el mejor de los casos cuando existe dicha observación, ya que hay otras situaciones reportadas, donde solamente el testigo imagina un hecho puntual y posteriormente lo comenta o difunde, algo muy similar a un estado de relajo donde todo puede tener un comportamiento inusual y diverso, es decir las mismas características que tiene un sueño o más similar aún, es la interpretación a todos los sucesos paranormales que son asociados a las “entidades” que han trascendido la barrera de la muerte, es decir el contacto o interacción con espíritus.
Esta corriente psicológica del fenómeno OVNI, dio origen posteriormente al llamado Neoesceptisismo, el cual se consolida con la publicación del libro de Monnerie, What if UFO did not exist? (¿Qué pasaría si los OVNIS no existieran?) y que genera una serie de dudas a los cimientos de ufología clásica, la que lamentablemente, sigue siendo divulgada de manera descaminada, en el sentido que cada vez es mayor la difusión de información carente de una metodología investigativa, salvo algunas excepciones, y por ende, se encuentra extremadamente alejada de lo que se considera literalmente como ciencia. Ajeno a la probable reflexión y análisis filosófico del fenómeno, el cual por si solo se considera especulativo – pensar e imaginar desde la simpleza de las cosas siempre le ha hecho bien al ser humano, (consulten al emperador Romano Marco Aurelio).
Es necesario dejar en claro, que la contaminación de la información referente al tema OVNI, obedece única y exclusivamente por el material, opiniones y conclusiones que difunden, las que han logrado confabular una serie de hipótesis que lamentablemente, han sido incorporadas en las diversas sociedades y culturas por lo atractivo de sus argumentos, los cuales son llamados por el profesor Stiebing, como las ya mencionadas teorías populares.
Las teorías populares son simplemente lo que hoy se conoce y entiende por la definición del fenómeno de los OVNIs, dejando en claro tres puntos fundamentales esbozados en este libro y que es muy compendioso advertir con ejemplos latentes de autores y mal llamados investigadores, algunos que incluso de autodenominan “contactados”. Las tres premisas son:
1) Las respuestas fáciles a las preguntas difíciles
2) Los enigmas son universales
3) El ataque a las instituciones y por ende a la ciencia.
Para mi modesta y humilde opinión, el primero de esos tres postulados acerca de las teorías populares, es sin duda, el que mayor reflejo posee en el estudio de los no identificados. Tal como se escribe y como se escucha, es el hecho de poder explicar con argumentos intrascendentes y banales, diversos enigmas de diferentes ciencias, que “podrían” -muletilla ufológica- tener una vinculación al fenómeno a lo largo de la historia, como son por ejemplo los enigmas en la arquitectura y la construcción de las pirámides de Egipto, las construcciones de civilizaciones como los Mayas, los Incas, los Aztecas y sumado a las interrogantes que aún se mantienen referentes a otros diversos descubrimientos científicos y de las ciencias sociales.
En el caso del estudio de los orígenes y de los vestigios relacionados con los OVNIs, están los enigmas arqueológicos que tanto llaman la atención a la comunidad ufológica, la cual busca desesperadamente solventar bajo la hipótesis empírica, un fenómeno que se ha presentado por siglos frente al desarrollo del ser humano y que cada vez resulta más complejo lograr evidencias confiables y que sean además, sustentables para las diversas hipótesis vinculadas al fenómeno. Como se ha planteado en este Blog, en ciertos talantes vinculados a las evidencias, la ufología llegó a su techo máximo.
En efecto, la Hipótesis Psicosociológica no está tan alejada a los que hoy se nos ofrece como realidad en el campo de las evidencias de este fenómeno, ya que se suponía, y bien digo en pasado, que las nuevas tecnologías aplicadas a la captación de evidencias, irían en realce exponencial de los argumentos empíricos de la existencia de los ovnis y por sobre todo, se acercarían los análisis a la determinación definitiva del origen de las anomalías. Pues bien, el efecto ha sido completamente inverso, y hoy las páginas de grupos de investigación y de personas aficionadas al tema, doblan sus trabajos y esfuerzos demostrando en mayor número de oportunidades lo que no es OVNI a lo que si verdaderamente es. Pésimo augurio, sumado al incremento de los autodenominados contactados y su enlace a la explicación más bien religiosa-mística del fenómeno y la sobreexposición de sus “pruebas”.
Afortunadamente para los que observamos y estudiamos el fenómeno desde una perspectiva un poco más escéptica, la realidad con el tiempo ha mutado al punto que, la proximidad que han realizado áreas como la aeronáutica por ejemplo, permiten aceptar la coexistencia con un fenómeno aéreo anómalo, pero con una postura crítica y sobre todo comprobatoria. Condición muy positiva y que es la guía para todo lo que en un presente y futuro cercano, se esboce de este controversial y contaminado tema.

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